La violencia contra las mujeres es una herida abierta en nuestra sociedad. Una herida
que no sana con palabras vacías ni con promesas de cambio, sino con acciones
contundentes y transformadoras. No basta con rechazar la violencia; tenemos que
erradicarla desde sus raíces, desde la cultura machista que la perpetúa hasta los
sistemas que la toleran.
Día tras día vemos noticias sobre la violencia machista. Cada vez aumentan más las
denuncias por violencia machista. Solo en este año han sido registradas 6.513
denuncias en Euskadi, una cifra que representa solo una parte de esta grave
problemática; ya que muchas mujeres aún sufren en silencio. La violencia sigue siendo
una realidad silenciada en muchos espacios, sostenida por barreras sociales y
culturales que dificultan su visibilización y perpetúan el problema. La violencia
machista no puede esperar y exige acciones inmediatas.
Nos encontramos ante una sociedad insensible y negacionista que hace que no
consigamos erradicar el problema de raíz. Negarla es una forma de apoyarla. Unámonos para pararla. En un contexto donde el negacionismo crece, especialmente
en entornos digitales; debemos redoblar nuestros esfuerzos para construir una
sociedad libre de violencia y machismo.
Desde EGI creemos en un futuro libre de violencia y trabajamos para construirlo:
Educación feminista: Porque la igualdad no es opcional, pedimos una educación que
forme en el respeto, la empatía y el rechazo absoluto a cualquier tipo de violencia.
Desde las aulas, construiremos generaciones que sepan convivir desde la igualdad y
la justicia.
Espacios seguros para todas: Queremos pueblos y ciudades donde ninguna mujer
tenga miedo de caminar sola, donde la noche y los espacios públicos sean tan
nuestros como de cualquier persona.
Justicia que proteja, no revictimice: Exigimos un sistema judicial que entienda y
atienda a las víctimas con humanidad, que las respalde y no las cuestione, y que sea
implacable contra los agresores.
Pero también queremos ser parte de la solución. Como jóvenes, como ciudadanos,
como agentes de cambio, asumimos nuestra responsabilidad para cambiar la
narrativa. Desde nuestras casas, nuestras kuadrillas y nuestras comunidades,
debemos plantar cara al machismo y a cualquier conducta que atente contra la
integridad de las mujeres.
Creemos que el cambio empieza por cada uno de nosotros y nosotras.
Desde nuestras palabras, nuestros actos y nuestras relaciones, somos el reflejo de la
sociedad que queremos. Con valentía, empatía y acción, decimos alto y claro: la
violencia machista no tiene lugar en nuestro presente ni en nuestro futuro.
Hoy decimos alto y claro: en Euskadi no hay sitio para la violencia machista. No la
toleramos, no la justificamos, no la ignoramos. Cada agresión es un ataque contra
nuestra sociedad, contra nuestros valores y contra la libertad de todas las personas.
Por todas las que ya no están.
Por todas las que aún luchan.
Por una vida libre de violencia machista.
Por una vida en la que las mujeres no tengan miedo.
EGI, en lucha por la igualdad.
GORA BORROKA FEMINISTA